En un año que refleja cifras similares a las de 2022 para la industria tequilera en sus principales indicadores, la caída en picada del precio del agave, la materia prima esencial para la elaboración del tequila se presenta como un desafío significativo.
A pesar de que los productores vendieron el kilo de agave a 28 y 30 pesos a principios de año, actualmente se enfrentan a precios entre 10 y 12 pesos, con intermediarios que pagan incluso menos de 8 pesos por kilo.
Esta abrupta disminución ha sido más rápida que en crisis anteriores, generando preocupación entre los agaveros.
La sobreproducción, los incumplimientos de compromisos por parte de algunas tequileras y la acumulación de inventarios propios han contribuido a la presión bajista en los precios.
Los productores señalan a los intermediarios como responsables de acelerar esta caída y expresan su pesimismo hacia el próximo año, anticipando más desafíos para la industria.
Frente a este panorama, los agaveros instan a una planeación estratégica efectiva que involucre al gobierno y a la industria para establecer precios justos y sostenibles.
Mientras algunos reconocen que precios excesivamente altos no son beneficiosos para ambas partes, la falta de apoyo gubernamental y la presencia de intermediarios que afectan negativamente a los agricultores añaden complejidad a la situación.
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