Ante la implementación del Plan Michoacán en el estado vecino y el riesgo de que grupos del crimen organizado se desplacen hacia territorios limítrofes, el gobierno de Jalisco ha iniciado un operativo de “blindaje” en su frontera con Michoacán para evitar lo que se conoce como el “efecto cucaracha”, es decir, el traslado de células delictivas a otras entidades.
El gobernador Pablo Lemus Navarro confirmó que esta acción se llevará a cabo en coordinación con la Guardia Nacional y el Secretaría de la Defensa Nacional, y señaló que uno de sus objetivos es que Jalisco no se convierta en refugio o ruta de escape para criminales que abandonen Michoacán.
El dispositivo contempla el despliegue de mil doscientos elementos en las zonas limítrofes, así como la instalación de puestos de control y mayor vigilancia en carreteras en municipios como Mazamitla, La Manzanilla de la Paz, Quitupan, Valle de Juárez y Tamazula de Gordiano, áreas donde históricamente se ha identificado movilidad de grupos delictivos.
El mandatario estatal insistió en que los planes de seguridad estatales deben plantearse de manera coordinada y nacional, pues la violencia y el desplazamiento criminal no respetan límites territoriales. Subrayó además que este tipo de operativos busca proteger a la ciudadanía evitando desplazamientos forzados de la confrontación o vacíos de poder que puedan ser aprovechados por el crimen organizado.
Con estas medidas, Jalisco refuerza su estrategia de seguridad frente a un escenario cambiante, donde la presión sobre Michoacán puede generar repercusiones en las entidades vecinas y requiere una actuación preventiva para evitar que el problema se traslade sin realmente resolverse.





